¡Pero es que tengo que gritar!

Cuando pensamos en la principal herramienta para el docente llegamos a pensar en que se trata del marcador, el tablero, incluso el libro de estudio; pero nos equivocamos al pensar lo anterior. Pues al ser principal, si se llegase a retirar, el hecho de ser docente no tendría lugar ni significado en un espacio de formación. Así que tenemos que pensar en una herramienta fundamental, básica y esencial para el docente, en este caso estaremos hablando de la voz.


¿Qué pasaría entonces con las personas mudas? pensarían algunos después de leer las líneas de arriba. La respuesta se encuentra en diferentes códigos que han sido creados para comunicar ideas y pensamientos a personas que por una u otra circunstancia han perdido ésta cualidad, y que esta vez, no serán parte de esta reflexión.

La voz, como lo define la fonología,  establece que, según la física, para que para que exista sonido se requieren tres elementos: 1) Un cuerpo que vibre.  2) Un soporte físico por el que pueda transmitirse y 3) Una caja de resonancia que amplifique esas vibraciones, permitiendo que sean percibidas por el oído. Sin embargo esta definición se queda corta para poder pensar en la voz como un fenómeno que trasciende más allá del simple mundo físico.

La voz, es un reflejo interno de lo que somos y pensamos, pero es también una herramienta que puede ser manipulada y entrenada de diferentes maneras. Algunos días atrás anotaba que me parecía incómodo que un profesor de universidad le hablara a sus estudiantes como si éstos fueran niños de primer grado, era evidente que había cambiado su forma de expresarse para desenvolverse en esa determinada situación, acto que se hizo de manera inconsciente por la costumbre de haberse dirigido toda su vida así a sus aprendices.

Nuestra voz, la forma como hablamos, el tono, el como diccionamos, entre otras, en conjunto expresan lo que somos nosotros en momentos de total naturaleza, lo que llevamos por dentro, nuestros más profundos deseos y admiraciones, e incluso nuestra personalidad. Si le prestamos más atención al como hablamos más que lo que hablamos, reconoceremos un universo que nos permitirá entender mejor nuestros propios procesos y cómo podemos mejorarlos.

Existe una preocupación marcada por muchos de los docentes que manipulan grupos grandes de estudiantes, especialmente de niños, por el control y la manipulación de su principal herramienta de trabajo. Algunos de éstos logran de manera rápida y sin mucho esfuerzo el control natural de la voz. Sin embargo; existe un gran grupo de docentes que torturan su aparto fonador cada vez que expresan una palabra en frente de sus estudiantes y que al final terminan "sin-voz" y con un leve dolor de garganta. Desde seta condición de variantes, también existen mil recomendaciones para adecuar la voz para el trabajo que se va a desempeñar, sin embargo en esta reflexión no daré una lista de ejercicios que busquen dicho fin.

La invitación entonces queda abierta para entrenar nuestra voz a diario, para reconocer nuestro aparto fonador y cómo podemos usarlo. Así mismo para que identifiquemos las diversas variantes que tenemos al manipular las calidades vocales para comunicar un mensaje, quizás así, podamos no sólo cuidar nuestra voz, sino también para identificar cual es la mejor manera, usando nuestra voz, para transmitir el conocimiento que queremos en nuestros espacios de formación.

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