Cuando los árboles se visten de negro
Los árboles están de luto, lloran sin parar sus hojas derramadas en el camino, se quejan en silencio y con lamento gritan al viento las ansias de recuperar lo que por derecho natural les pertenecen. Disimulan su dolor dando frutos contaminados que se pudren en vida y flores que pierden lentamente su color, poco a poco mueren sin pensarlo, sin quererlo. La tristeza invade sus ramas llenas de hormigas rojas, quienes se apresuran antes de que el pesar las contamine. Sólo pocos quedan, pocos en medio de la selva de asfalto, pocos dan la lucha eterna, pocos han sobrevivido ante la ausencia del niño que habla, canta y abraza. Su destino ha sido marcado por la decisión del ser antinatura, que los asesina en serie porque son peligrosos, porque sus lágrimas son desechables, porque hacen estorbo. Siguen llorando y su lamento será eterno. Su venganza quizás será lenta, pero fatal para el ser antinatura, el recurso que les permite soñar se agota poco a poco y el humo de nuestros errores contamin